La cognición social resulta fundamental para establecer relaciones sociales, desarrollar reciprocidad emocional e interactuar de forma adecuada al contexto. Cuando evaluamos este concepto, resulta clave valorar la capacidad de los niños y niñas de reconocer expresiones emocionales en los demás.
Cognición Social se define como la integración de procesos mentales que permiten la interacción entre sujetos, incluyendo fenómenos como el de la Percepción Social, la Teoría de la Mente y la Empatía (o respuesta afectiva a los estados mentales de otros sujetos).
La infancia es la etapa crítica para el desarrollo del reconocimiento emocional siendo, entre todas las emociones básicas, la alegría la que se reconoce de manera más temprana, seguida por las expresiones faciales de ira o tristeza y, después, de miedo, asco o sorpresa.
Un adecuado reconocimiento emocional se asocia con el desarrollo de comportamientos sociales adaptativos y evita comportamientos socialmente inadecuados. Es decir que la habilidad en el reconocimiento emocional es predictiva del nivel de competencia social del niño.
Por lo tanto, resulta fundamental establecer un buen protocolo de evaluación del reconocimiento de emociones del niño o niña, ya que nos permitirá predecir su competencia social y, si es necesario, establecer objetivos de tratamiento.
Recomendaciones para su evaluación
Algunas pruebas útiles para evaluar el reconocimiento de emociones son:
- NEPSY-II Reconocimiento de emociones: permite evaluar la capacidad del niño o niña de reconocer rasgos faciales asociados a diferentes emociones.
- Test de la mirada de Baron-Cohen: para evaluar el reconocimiento de expresiones emocionales a través de la mirada.
- Test de expresiones faciales de Ekmann: es una prueba informatizada en la que se presentan caras de personas que muestran expresiones faciales correspondientes a seis emociones básicas: ira, asco, miedo, felicidad, tristeza y sorpresa