Ahora que sabemos en qué consiste un poco la memoria, conocemos los procesos que implican el sistema mnésico y los tipos de información a recordar atendiendo a los diferentes criterios de clasificación, es el momento de conocer cómo se desarrolla dicha capacidad a lo largo de nuestra vida.
¿Cómo se desarrolla el sistema mnésico?
La memoria es la función cognitiva más estudiada a lo largo de la historia de la neurociencia, pero sin embargo todavía existen muchas dudas sin resolver, asociadas principalmente a su desarrollo. Se considera que la memoria episódica se desarrolla a lo largo de la infancia, pero se desconoce si alcanza la madurez a una determinada edad o continúa desarrollándose durante la adolescencia. Y es que seguramente este desarrollo dependa de diferentes factores. Por un lado, la evolución de las estrategias de codificación, dependen de la maduración de la corteza prefrontal, la maduración del lóbulo temporal medial y el incremento del conocimiento general adquirido durante la enseñanza que mejora la habilidad para memorizar. Así como, el desarrollo de funciones cognitivas básicas como la velocidad de procesamiento, el sistema atencional, la memoria de trabajo o la capacidad de resolución de problemas.
¿Qué se recuerda antes y más fácilmente?
El desarrollo del sistema mnésico requiere de la maduración de otros procesos y estructuras cerebrales, es por eso que existe información “más sencilla” a recordar y por tanto, se puede realizar con anterioridad.
Por ejemplo, el recuerdo de información visual será más precoz porque depende de la participación de la corteza occipital y la circunvolución fusiforme. Así como las memorias más relacionadas con el lóbulo temporal medial, como la asociativa, también madurarían antes. Sin embargo, las tareas que implican mayores requerimientos estratégicos para obtener un recuerdo libre u ordenado temporalmente, con detalles contextuales, necesitará de un desarrollo más tardío.
Como os contábamos en el post anterior, la amnesia infantil que nos acompaña entre los 2-3 primeros años de vida, desaparecería coincidiendo con el desarrollo de CA1 (una región del hipocampo).
Por otro lado, la madurez de la memoria autobiográfica precisa del desarrollo de habilidades complejas a lo largo de la infancia y de la adolescencia que se integran para generar un sistema de memoria que continúa desarrollándose y evolucionando a lo largo de toda la vida. Y además, depende no solo del contexto social y cultural, sino de incluso como nuestras madres nos cuentan nuestro pasado.
Con respecto al aprendizaje procedimental, todavía se desconocen los procesos implícitos o explícitos que se llevan a cabo en el desarrollo de dicho aprendizaje.
El desarrollo del sistema mnésico y sus diferentes procesos aporta las bases para la adquisición de conocimientos básicos y habilidades necesarias para un correcto transcurso de nuestro día a día. Conocer su proceso de desarrollo y sus componentes nos permitirá adaptar y generar estrategias para la intervención en todos los ámbitos.
Para saber más:
Fivush, R. “The development of autobiographical memory”. Annual Review of Psychology. 2011; 62: 559-582
Ofen, N. “The development of neuroal correlates for memory formation”. Neuroscience and Biobehavioral Reviews. 2012;36:1708-1717