Las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) consisten en la participación de un animal en diferentes tipos de actividades. La asociación CTAC, referente tanto nacional como internacional, diferencia tres tipos de intervenciones: las terapias asistidas con animales (TAA), la educación asistida con animales (EAA) y las actividades asistidas con animales (AAA) (Ristol y Doménce, 2011, citado en Martos-Montes, Ordóñez-Pérez, de la Fuente-Hidalgo, Martos-Luque & García-Viedma, 2015). Profundizaremos en la explicación de estos tipos de intervenciones a continuación:
- La terapia asistida con animales (TAA) consiste en un cúmulo de actividades terapéuticas en las que un profesional de la salud y un animal específicamente preparado para este propósito colaboran para conseguir objetivos beneficiosos a nivel psicológico, físico y social. El tipo de terapia se clasificará en función del profesional sanitario que lleve a cabo las sesiones (psicólogo, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, etc.).
- En cuanto a la educación asistida con animales (EAA) se trata de la intervención que tiene como objetivo facilitar la adquisición de contenidos a través de la interacción con en animal. En este tipo de sesiones participa un profesional de la educación.
- Por último, en las actividades asistidas con animales (AAA) el objetivo es la interacción con los animales desde una perspectiva lúdica, sin pretender alcanzar objetivos terapéuticos o educativos. Aún así, estos beneficios pueden darse de manera secundaria, pero es muy importante destacar que, como no son objetivos que se pretenden conseguir desde un principio, en este tipo de actividad no se monitorizan de ninguna manera (en los dos tipos anteriores si, los objetivos deben monitorizarse de alguna manera).
Cabe destacar que las IAA no son intervenciones alternativas si no que buscan la complementariedad con otro tipo de programas. El animal cumple la función de motivador, reforzador y rompe las resistencias iniciales que pueda haber, facilitando así la realización de las sesiones y las interacciones entre beneficiarios, profesionales e incluso con familiares.
¿Qué beneficios tienen las IAA?
Los beneficios que se consiguen mediante las IAA pueden ser psicológicos, sociales o físicos. Entre las mejoras psicológicas podemos señalar, la promoción de la identificación y expresión emocional, el aumento de la empatía y de la autoestima, así como el fomento de aspectos como la responsabilidad.
En referencia a los beneficios sociales, podríamos destacar que el animal ayuda a promover la interacción entre las personas, fomenta el trabajo en equipo, incentiva el sentimiento de pertenencia a un grupo y promociona el seguimiento de instrucciones/normas.
Por último, a nivel físico, señalamos el beneficio que puede suponer la interacción con los animales a nivel de relajación, ya que la temperatura corporal de los mismos es más elevada que la del ser humano. Este calor, ayuda a conseguir una relajación muscular en los usuarios, que, a su vez, facilita una relajación a nivel cognitivo y una mejor disposición hacia las actividades.
En el caso de los caballos, además, al tratarse de un animal que puede ser montado, podemos beneficiarnos de su movimiento para trabajar aspectos físicos como el tono muscular y aspectos propioceptivos (como el equilibrio, por ejemplo).
¿Con qué colectivos se trabaja en las IAA?
Debido a que las IAA pueden estar destinadas a muchos tipos diferentes de destinatarios (discapacidad, tercera edad, violencia de género, drogadicción, etc.), nos parece más interesante enfocarnos en qué colectivos podrían no verse beneficiados de este tipo de intervenciones. En el caso concreto de las TAA, cabe destacar que cualquier persona que se planteara comenzar un proceso terapéutico podría ser un buen candidato para este tipo de terapias, siempre y cuando no sufriera de algún tipo de fobia y/o alergia que impidiera llevar a cabo las sesiones con normalidad (en el caso de las fobias podría ser útil, pero única y exclusivamente si se quisiera trabajar en la superación de esa fobia).
En el caso de las terapias asistidas con caballos existen ciertas patologías físicas que están contraindicadas como las luxaciones de cadera o patologías que afecten a la columna, entre otras. Debido a este hecho, es indispensable que un médico lleve a cabo una valoración y certifique si la patología del posible destinatario de la terapia es compatible o no con la actividad.
¿Por qué trabajar junto a perros y caballos en sesiones psicológicas?
Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo este tipo de actividad terapéutica es la biofilia. La biofilia hace referencia al placer innato que experimenta el ser humano cuando interactúa con otros seres vivos y con la naturaleza. El término fue acuñado por el filósofo y psicoanalista Erich Fromm en 1973 y posteriormente difundido por Edward Osborne Wilson. Este último, la definió como la capacidad para maravillarnos con la vida que nos rodea.
Basándonos en este término, el hecho de que un animal participe en sesiones terapéuticas puede facilitar que se den menos resistencias y una actitud más participativa por parte de los pacientes. Además, enmarcar la terapia en un entorno natural facilita la consecución de objetivos. Pero no solo eso, ya que el contacto con la naturaleza en sí mismo tiene ciertos beneficios, como un aumento de la relajación, la mejora del sistema inmune, promueve también la capacidad de concentración y hace menos evidente para el usuario que se está en una sesión de terapia (algo muy útil en caso de adolescentes o pacientes con resistencias cara a comenzar un tratamiento psicológico).
Los pacientes al interaccionar con un animal se muestran más abiertos a compartir confidencias, ya que no se sienten juzgados por parte del animal. Éste funciona como puente emocional entre el terapeuta y el paciente creando una triangulación muy útil en el trabajo terapéutico. Además, los perros y los caballos, por su cercanía a los humanos, poseen características que facilitan nuestro trabajo como terapeutas. Al tratarse de animales que se domesticaron hace siglos, el ser humano está muy familiarizado a interactuar con el tipo de interacción que necesitan este tipo de animales. Conoce su lenguaje no verbal y es capaz de comprenderlos, por lo que esta habilidad se puede utilizar para trabajar aspectos sociales con otras personas.
El perro es un animal que presenta una gran versatilidad, ya que permite al terapeuta acudir con su compañía a diferentes entornos donde se precise su participación: residencias de tercera edad, colegios, gabinetes, hospitales etc. El caballo, en cambio, no dispone de esta ventaja, pero facilita una ruptura con las rutinas del paciente y potencia al máximo todas las ventajas que presenta el entorno natural. Por lo que ambos, con sus ventajas y desventajas, pueden ser un gran aporte para cualquier psicólogo que se haya formado en la introducción de estos animales en sus terapias.
Como conclusión, nos gustaría destacar que las IAA permiten sumar las ventajas tanto del entorno natural como de la interacción con el animal, así como las propias habilidades y conocimientos del terapeuta, potenciandose entre ellas y alcanzando la posibilidad de llevar a cabo un trabajo psicológico excepcional. Por esta razón (y por todo lo citado a lo largo del texto), deberían destacar como un recurso muy a tener en cuenta por otros profesionales cara a plantear un trabajo multidisciplinar, siempre en aras de mejorar la calidad de vida de las personas a las que estén destinadas y contando con profesionales y animales debidamente preparados para llevar a cabo este tipo de actividad.
Nela Larrinaga Pardo
Arantxa Mugica Morera
Bibliografía
Fromm, Erich. 1973. The Anatomy of Human Destructiveness. New York: Fawcett Crest
Martos-Montes, R., Ordóñez-Pérez, D., de la Fuente-Hidalgo, I., Martos-Luque, R. & García-Viedma, M. R. (2015). Intervención asistida con animales (IAA): Análisis de la situación en España. Escritos de Psicología, 8(3), 1-10.
Wilson, E. (1989). Biofilia. México: Fondo de Cultura Económica. [/sociallocker]